POR Mariluz Barrera González
Hace poco me hicieron una entrevista que me gustó mucho, las
preguntas que me hizo la reportera fueron muy buenas y puntualizó de forma
excelente el texto que se publicó. Una de las preguntas que más llamó mi
atención fue porque pensaba yo que acudía más gente a nuestra biblioteca que a
la biblioteca pública que se encontraba aquí mismo en el fraccionamiento y que
creo es del estado, mi respuesta fue rápida y contundente, “El secreto de
nuestra biblioteca es que la forma la comunidad”, pocas personas saben pero los
más de 3000 libros con los que cuenta nuestro acervo son donados.
La biblioteca empieza su historia con una pequeña sala
desocupada que teníamos en el Instituto Hypatia en donde mudé todos mis libros
que ya en casa me ocupaban mucho espacio y junto con mi hija Sofía se nos
ocurrió volverlo una sala de lectura e invitar a las personas a leer nuestros
libros, en esa época Sofia agarró un amor increíble a la lectura después de un
experimento que hicimos en casa de desaparecer la televisión, con el tiempo se
nos ocurrió pedir donaciones a personas que quisieran compartir sus libros o
que ya no supieran que hacer con ellos y ahí descubrimos que mucha gente tira
libros a la basura, o los tiene guardados en bodegas o en libreros que no usa y
era una forma de rescatarlos y darles un hogar.
Lo mejor de todos estos libros es que tienen una historia
personal y eso los hace muy valiosos. Las colecciones más grandes que tenemos,
algunas de hasta 100 libros han sido donadas por bibliotecas privadas, de
personas que amaban sus libros y fue por eso que desprenderse de ellos no fue
fácil, pero más que amar sus libros amaban la lectura y lograron comprender que
el valor de un libro lo enriquece justo que lo lean las personas.
Las bibliotecas tiene varias funciones además de compartir y
promover la lectura, una de las más grandes es crear conciencia y formar a los
lectores. Hemos hecho una campaña muy
importante para rescatar el valor de la biblioteca y empezar a desaparecer los
mitos y prejuicios que se tiene en torno a estos templos del saber, que son
aburridos por ejemplo, que solo los puede proveer y sostener el gobierno, que
acude gente nerd, friki, solo adultos, y muchas más y creo que lo vamos
logrando. La experiencia de leer un libro de la biblioteca no es igual que la
de comprar un libro, ser lector no es lo mismo que ser consumidor, (tomando en
cuenta que los libros se han convertido en un producto como muchos otros) es
muy diferente y esa es otra de nuestras misiones, ayudar a comprender esta
experiencia e invitar a las personas a vivirla.
Dicen que la lectura es importante porque promueve la
empatía en la persona, y esa es una de nuestras metas, que podamos ponernos en
los zapatos del autor, del dueño del libro que nos regaló este obsequio que
ahora tenemos en nuestras manos y que si no fuera por su desprendimiento no
podríamos disfrutar, ponernos en los zapatos de la persona que nos atiende en
la biblioteca y que lo hace desinteresadamente, así como en los nuestros que
nos hemos dado a la tarea de llevar esta misión que nos fascina pero que
confieso no es nada sencilla por que definitivamente necesitamos ayuda y
colaboración.
Algunas personas que nos han donado muchos y valiosos libros
primero pasaron por el proceso de conocerme y saber del proyecto para
asegurarse de que sus tesoros quedarían en buenas manos, hemos adquirido una
gran responsabilidad y no podemos claudicar, 300 libros cuando estábamos en
Campeche fueron enviados desde Villahermosa de una colección privada por que la
persona realmente sentía que sus libros serían cuidados y compartidos, otra
persona me vio en una entrevista en tv y acudió rápidamente a saber quién era y
platicar conmigo, estaba preocupado porque su familia no era lectora y el
estaba muy enfermo y temía que sus libros terminaran en la basura, el había ya
donado algunos libros a la a biblioteca municipal y estaba triste porque los
arrumbaron en un rincón y me comentó: “seguramente los terminarán tirando”.
Estas historias son importantes, detrás de cada libro hay
una historia que no es solo la del autor, es una historia del dueño que vivió y
sintió ese libro y que ahora está en una repisa, en un lugar resguardado
esperando que alguien con ese mismo amor pueda acariciar sus hojas, volar con
sus letras y ¿por qué no? Acompañarse de otros libros libres que alguien más
donará y ya no estará solo en este viaje interminable que la biblioteca nos
ofrece.